Un fama anda por el bosque y aunque no necesita leña mira codiciosamente los árboles. Los árboles tienen un miedo terrible, porque conocen las costumbres de los famas y temen lo peor. En medio de todos está un eucalipto hermoso y el fama al verlo da un grito de alegría y baila tregua y baila catala en torno al perturbado eucalipto, diciendo así:
– Hojas antisépticas, invierno con salud, gran higiene.
Saca un hacha y golpea al eucalipto en el estómago, sin importarle nada. El eucalipto gime herido de muerte y los otros árboles oyen que dice entre suspiros:
– Pensar que este imbécil no tenía más que comprarse unas pastillas Valda.
Julio Cortazar