3.560 – Fuga crepuscular

  Ahora que ya duerme, quisiera contarte algo sobre tu padre. La semana pasada descubrí que habían desaparecido mis pendientes de brillantes, más otras joyas menos valiosas. Ayer me puse a buscarlas por todo el piso. Abrí todos los cajones, también los de la cómoda de su cuarto. En uno de ellos, sepultados bajo su ropa interior, encontré dos billetes de avión para mañana con destino a las islas Seychelles, junto a la fotografía de una anciana que también va en silla de ruedas. Convendrás conmigo en que nunca antes le habíamos visto tan contento. ¿Y si hiciéramos la vista gorda?

Joaquín Valls Arnau

3.509 – La evidencia

     Ayer por la mañana, al regresar a casa tras un viaje de trabajo, me sorprendió encontrar la tapa del váter bajada. Sucedía por tercera vez en pocos meses, coincidiendo siempre con mis ausencias. La primera pensé que, tras quince años de matrimonio, quizás Alberto había decidido hacerme caso. En la segunda ocasión estuve tentada de comentarle algo al respecto, aunque terminé mordiéndome la lengua. Ayer por fin me armé de valor, y sin salir del baño le pregunté, cruzando los dedos: “Cariño, ¿en mi ausencia ha venido alguien a casa?”. Desde nuestro dormitorio, él me respondió con un elocuente silencio.

Joaquín Valls Arnau