Nadie quería decirle a qué hora pasaría el tren. Le veían tan cargado de maletas, que les daba pena explicarle que allí no había habido nunca ni vías ni estación.
Pere Calders
Nadie quería decirle a qué hora pasaría el tren. Le veían tan cargado de maletas, que les daba pena explicarle que allí no había habido nunca ni vías ni estación.
Pere Calders