«Un día me compraré un caballo de estos. Rosa y con alas», dice la niña y señala, en el libro abierto sobre sus muslos, la foto de un flamenco. El hombre, alentado por tanta inocencia, se quita la chaqueta, estrecha su acercanza y escarba los bordes de la hoja sesgada mientras le explica que alguien arrancó una página entre definición e imagen, que después del doce no viene el quince y que imagínate si Genghis Khan hubiera dominado Mongolia sobre un ave de tan frágiles patas. Como si la niña no supiera.
Como si no apretara en su puño la hoja extirpada. Como si las cosas no pudieran ser de otra forma.
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1.451 – Le rompió…
Le rompió las gafas y le robó el dinero sin compadecerse cuando lloraba por miedo a su padre. Pasó el tiempo. Él se hizo abogado, el otro niño, médico, y sólo recordó el incidente años después, cuando las puertas del quirófano se cerraron tras su hijo y de pronto descubrió que el nombre del cirujano le resultaba familiar.
Espido Freire
Cuentos malvados. Ed . Páginas de espuma, 2010
1.444 – La partida
Ordené sacar mi caballo del establo. El criado no me comprendió. Fui yo mismo al establo, ensillé el caballo y monté. A lo lejos oí el sonido de una trompeta, le pregunté lo que aquello significaba. Él no sabía nada , no había oído nada. En el portón me detuvo para preguntarme :
— ¿ Hacia donde cabalga el señor?
— No lo sé- respondí— . Sólo quiero irme de aquí , solamente irme de aquí. Partir para siempre, salir de aquí. sólo así puedo alcanzar mi meta.
— ¿Conoce, pues, su meta? — preguntó él.
— Sí — contesté yo—. Lo he dicho ya. Salir de aquí, ésa es mi meta.
Franz Kafka
1.437 – El harén de un tímido
1.430 – Al punto
Mientras el señor de la mesa cuatro elige su menú, ignora que en la cocina Everardo acaba de matar a Roco, el gerente en turno, sospechoso de ser el objeto de los excesos clandestinos de Lupita, la camarera. Por las noches, su mujer.
El cliente de la tal mesa se decide por una ensalada y un lomo al punto, tras un breve intercambio de sugerencias con la mujer que le acompaña:? ¡Pero, María! ¿Cómo es que piensas pedir pescado? Date cuenta que estamos en la parrilla de las mejores carnes de la ciudad. No sé cómo o qué les echarán, pero ya me gustaría a mí saber su secreto, porque mejores no he comido…
Él ignora que Lupita, la recién ascendida al cargo de «gerente emergente en funciones», está ordenando, en ese momento, que metan a Roco a la cámara frigorífica. Que limpien la sangre del suelo y que atiendan la última comanda. La de la mesa cuatro.
Everardo, el pinche convertido en inesperado cocinero en jefe, apenas y se atreve a mostrar a su nueva jefa la hoja de existencias. Con la cabeza gacha, extiende una temblorosa mano que sostiene el papel en el que, precisamente, se indica que lomo de buey es lo que no hay. Lupita, impasible, deja caer su mano sobre la tabla de picar, justo sobre el arma del delito.
¡Supremo!, declara el cliente, satisfecho al ver su kilo de carne en el centro de la mesa. Al tiempo que se deleita con una buena tajada, insiste a su compañera de mesa:
— ¿Lo ves, hermosa?… Mira si la carne es fresca en este lugar… Fíjate en las manchas de sangre que lleva la chica en el delantal… ¡Hasta parece que acaban de matar al buey!…
Alejandra Díaz Ortiz
http://alejandradiazortiz.wordpress.com/category/cuentos-del-terror/
1.423 – Descubriendo a Newton
Hasta chocarse con una pila de maderos, sobrevolar el muro en un eterno predecir dolores y colisionar de forma brusca sobre un suelo de tierra árida, Bruno no entendió la «Ley de la Inercia» postulada por Newton. No obstante resultó más hiriente comprobar como la gravedad atrajo a la bicicleta, que suspendida en el aire, cayó sobre su frente con esa exactitud tan característica de la ciencia.
Miguel Pereira Rodrigo
Cadena SER. Ganador del 27/09/2012
1.416 – La explicación
Con esa exactitud tan característica de la ciencia, lo que no flota, se hunde sin remedio; lo que no vuela, cae al suelo. La energía, pura o no, nunca se destruye, pero sí se transforma. Y mucho. Y se convierte en otra cosa. Y aunque la recta tiene una dirección, no olvidemos que también posee dos sentidos. De ida, y de vuelta. Todo lo que sube, baja; lo que entra, sale. Y lo infinito sólo está en el cielo. Sólo. Por inercia, todo se mueve o reposa. Y la inercia, créeme, es lo peor. Vamos, para que me entiendas, que he dejado de quererte. De corazón y científicamente.
Miguel Ángel Flores Martínez
Relatos en Cadena. Cadena SER. Ganador del mes . Octubre 2012
http://www.eternidadesypegos.blogspot.com
Ilustración: http://harotecno.wordpress.com/2012/10/24/webquest-ciencia-y-tecnologia/
1.409 – Vegetal
1.402 – Balones fuera
No, claro que no queremos que siga triste hijo; pero esa no es la solución. A ti no te gustaría que otro niño se adueñara del tuyo, ¿verdad?, pues venga, ponte el abrigo y la bufanda y llévatelo al parque, al banco donde lo encontraste. Al abuelo, ahora que se ha muerto la abuela, le hace falta saber que no está solo, que le queremos, no que le traigas otros abuelos para que se divierta.