En los pequeños circos del Lejano Oeste exhibía su arte un famoso tirador. Dominar ese oficio exige aptitud, vocación e infatigable ejercicio. Nuestro hombre se había entrenado en el arte de la buena puntería hasta ser capaz de perforar con una bala el centro justo de una moneda a cincuenta pasos de distancia. Unas horas antes de morir justificó ante el doctor Pemberton su miserable derrota: ninguno de los bandidos que lo atacaron llevaba encima calderilla.
Etiqueta: Lunes
1.455 – Blancanieves y los siete enanitos
Blancanieves se va con aquel príncipe de todos los cuentos, pero ¿por qué no le vale un enanito para el final feliz? Cruel doncella, ¿es que no sientes nada por los siete corazones quebrados tras las siete colinas, tras los siete arroyos?
Anelio Rodríguez Concepción
Por favor sea breve 2
Ed. Páginas de espuma 2009
1.448 – Un día cualquiera
La profesora, en su casa, se dispuso a corregir los ejercicios de redacción. El tema impuesto era: «Un día cualquiera» y las alumnas quinceañeras en su totalidad, narraban con desesperada y monótona vulgaridad los actos cotidianos que configuraban su inocua e idéntica personalidad. Uno tras otro, la profesora, mecánicamente, corregía los ejercicios. Todas más o menos narraban lo mismo. Eso sí, el hecho no tenía importancia, porque se trataba de pulir el estilo y cuidar la sintaxis. Pero un ejercicio, de repente, le llamó poderosamente la atención. Aquel texto que estaba leyendo delataba, en su ingenuidad, una relación inconfesable. Aterrorizada, volvió a leer el ejercicio. No daba crédito a lo que leía. Apenas pudo dormir. Al día siguiente, aparentando naturalidad, rogó a la autora del ejercicio en cuestión que viniera su padre a verla. Cuando lo tuvo delante le mostró el ejercicio. Turbado y asombrado, negó lo escrito y lo achacó todo a la imaginación de su hija. La profesora, dudosa, dictó otro ejercicio al día siguiente bajo el tema: «Por qué amo a mi padre».
Alonso Ibarrola
No se puede decir impunemente ‘Te quiero’ en Venecia.Visión Libros. 2010
1.441 – Escrituras
La línea levantó la cabeza y me mordió la mano con que la escribía. Comprendí que mi obsesión con el microrrelato era excesiva y me puse a escribir un cuento de extensión convencional. Un párrafo se enroscó y saltó hacia mí, hiriéndome en el calcañar con su cola ponzoñosa. Entonces me instalé en el territorio más conocido de la novela. Algunos capítulos suscitan mi desconfianza. Vivo inquieto, maquinando estrategias para proteger la yugular.
David Lagmanovich
1.434 – Circo pobre
En un circo pobre cada artista tiene que cumplir varias funciones. Si nos fijamos bien, sin dejamos engañar por el cambio de traje y maquillaje, veremos que muchos tratan de aprovechar sus habilidades en varias suertes. Por ejemplo, la equilibrista es la ecuyere, los acróbatas son contorsionistas, el director del circo es el boletero y también el mago (ante el público, ante los acreedores). Algunos son más difíciles de descubrir, porque eligen papeles muy distintos entre sí, como la trapecista que hace de mono amaestrado (o al revés), los elefantes que trabajan de acomodadores, los payasos convertidos en aro de fuego. Pero la prueba más difícil es la del domador, que es también el tigre, cuando tiene que meter la cabeza adentro de su propia boca.
Ana María Shua
Fenomenos de Circo. Páginas de espuma 2011
1.427 – Pandemia
Los médicos aseguran que es una nueva enfermedad. Es como un virus: está en todas partes, lo inunda todo y no se ve. Por eso, aunque aún no ha llegado la primavera, la gente se echa a la calle y las parejas se aman en cualquier rincón; los niños corren y lanzan sus risas al aire helado de enero; los operarios en las fábricas silban canciones que habían olvidado. Los gobernantes observan lo que ocurre e imponen el toque de queda y el uso de mascarilla, pero es inútil. La confianza ha espantado las sombras que mantenían a la población acongojada y, de repente, todo es posible.
Rosana Alonso
Los otros mundos.Edit. Talentura, 2012
1.420 – Tila
Mojo mi magdalena en la tila una y otra vez. Los recuerdos de mi infancia aparecen con claridad. Soy el mejor del equipo del colegio, del instituto, de la universidad. Varias veces elegido mejor jugador. Llega por fin el gran contrato, el gran equipo, los titulares y las damas de compañía. Llega la selección nacional y los himnos. Llegan partidos intensos, llega la final del campeonato del mundo, llega el último segundo, el empate, el penalti que nos hará reyes o villanos…
Aquí termina el efecto de la tila. Por más que mojo y remojo nuevas magdalenas no consigo recordar si soy el lanzador que anota el tanto definitivo o el portero que detiene el balón.
Federico Fuertes Guzmán
Los 400 golpes. E.D.A. libros,2008
1.413 – Alí Babá y los cuarenta, cuarenta mil ladrones *
Todos estaban de acuerdo en que al abuelo le venía muy bien que su nieto le leyera el periódico. Daba gusto verlos juntos: los ojos ausentes del anciano, perdido en las brumas de una memoria ya imposible; los ojos despiertos del niño, que deletreaba aún los titulares (nunca la letra pequeña) con fruición, lentamente, orgulloso de un progreso imparable.
– Mira la princesa, abu, qué guapa -decía señalando la foto de cualquier modelo-. Y este hombre, qué malísimo, y qué tanque más grande, mira los palacios y los animalitos. ¿Quieres que te cuente más cuentos?
El abuelo sonreía desde otros lugares, mucho más lejanos, quizá convocado por la voz suave, paciente, del nieto.
– Cuéntame el de los ladrones, hijo, el de Alí Babá y los cuarenta, cuarenta mil, cuarenta mil millones de ladrones que han arruinado España.
Y el niño, sin abrumarse por el número, solo tenía que señalar al azar cualquier foto de cualquier página del periódico para que el anciano estallara en risas, mientras le acariciaba la cabeza.
– Qué listo, pero qué listo nos ha salido el joío. Mira cómo los conoce. Este os va a dar sopas con honda a todos.
Luego, ajeno al cabeceo complaciente del resto de familiares, se sumía en una placidez acunada por la satisfacción del deber cumplido. Ahora que sabía cercana su muerte, al menos dejaba un heredero capaz de abrir la puerta de la cueva y encontrar una mujer que supiera llenar tinajas con aceite hirviendo.
Definitivamente, todos estaban de acuerdo en que al abuelo le venía muy bien que el nieto le leyera el periódico.
Pilar Galán
Paraiso posible. Ed. De la Luna libros. Abril 2012
*A Teresa Goyanes, que me inspiró este cuento.
1.406 – Cosas de niños
Déjala a ella que sea pájaro, dijo el padre para zanjar la discusión entre hermanos. Mientras sonaba la alarma del horno, hubo tiempo suficiente para subirse al poyete de la ventana.
—¿Estás lista?
preguntó a su hermana.
—¿Seguro que estas alas de cartón no son muy pequeñas?
—¡Salta! Antes de que vuelva papá.
Cayetano Mingorance García
Relatos en Cadena. Cadena SER. Ganador del 22/11/12
Ilustración: http://www.hodeishop.com/blog/es/24-07-2012/pine-pajaros-de-papel/
1.399 – Jean-Louis… ¿Cifec?
El asesinato de Jean-Louis Cifec seguía siendo un gran enigma sin resolver. Un caso insólito, con un sinfín de interrogantes y dudas. La principal: ¿Quién lo mató? Pues no existía uno, ni dos, sino cientos de autores confesos; cada uno con su propia versión, su arma homicida, su modus operandi. No obstante, el cuerpo seguía sin aparecer y, tras un plazo prudencial, el juez archivó el caso. Pero para un detective como yo éste podría suponer, al fin, la gloria. Así que me afané en hallar el cadáver, esclarecer el crimen y señalar al verdadero culpable. Huelga decir que me equivoqué. Pues no sólo encontré a uno, a dos, sino a cientos de Jean-Louis Cifec´s. Todos ocultos en distintos lugares de la ciudad. El último ayer, en mi nevera.