Seguimos sin hablarnos, mientras las estaciones cambian, anuncian el nuevo año y nos comemos las uvas. En tu país, ha habido inundaciones, en el mío el paro ha aumentado. Además, he tenido dos hijos y tú dos nuevos sobrinos, aunque eso no lo anuncian por televisión. Las noticias terminan y la meteoróloga asegura que mañana lloverá, tanto por tu mundo como por el mío. Si seguimos teniendo suerte, caminaremos por ahí, un día más viejos, compartiendo apellido y todavía enfadados bajo un paraguas gris. Todo eso, si te acuerdas, claro, de que mañana va a llover.
Etiqueta: Martes
1.386 – La tristeza
1.379 – Salida
1.372 – Ventana sobre el cuerpo
1.365 – Perversión
Diez años llevaba en la casa sirviendo y en ese tiempo había almacenado un odio feroz e incontenido contra los dueños de la misma. No soportaba la altanería del matrimonio ni las impertinencias del hijo, un niño de nueve años a quien había visto prácticamente nacer y criado. Le retenía la retribución que percibía, más elevada desde luego que la del resto de las compañeras que conocía. Su resentimiento y ánimo de venganza lo desahogaba con el muchacho. Todos los sábados tenía que bañarlo. Y cuando lo enjabonaba lo hacía con fruición, con malicia, con morbosidad, con delectación… El muchacho, excitado, nervioso, sin saber exactamente por qué, se aferraba a ella histéricamente, con el instinto del púber, que ignora los misterios de la vida. Y ella, en ese preciso momento le propinaba una sonora bofetada, al tiempo que le devolvía a la realidad de todos los días.
Alonso Ibarrola
No se puede decir impunemente ‘Te quiero’ en Venecia.Visión Libros. 2010
1.358 – En sus ojos
1.351 – Resultado
1.344 – Correo
1.337 – Diez ejercicios. 5 – Secretos orígenes del donjuanismo
En su primera juventud don Juan Tenorio estuvo casado con una de esas mujeres de las que Chamfort escribió que, como no se las puede abandonar, es preciso engañarlas.
Marco Denevi
1.330 – La coctelera
Si el tiempo hubiera sido agitado un poco más en la coctelera, algunos personajes habrían quedado esparcidos por épocas diferentes a las que los vieron nacer. Emparejemos, por ejemplo, al famoso rey Salomón con la famosa actriz dramática Sarah Bernhard. ¿Cómo hubiera evolucionado la historia de la ética si en el momento que el rey elevó su espada para cortar el niño en dos mitades, la madre biológica y la actriz se hubieran echado a sus pies, igualmente confundidas, igualmente destrozadas, tal vez la Bernhard con un superior toque de dramatismo en sus movimientos faciales? Pobre rey.