Desde que perdí el brazo izquierdo en un accidente de moto su presencia es más real. Resentido con el mundo por su nueva condición de fantasma, mi brazo se ha vuelto retorcido y caprichoso: exige tocar la guitarra dos horas al día, hacerse un tatuaje de un Cristo yacente y golpear al guardia que nos multó; me amenaza con un dolor intenso si no secuestro a la vecina del quinto que tanto nos gusta.
2 comentarios en «1.840 – Mi brazo fantasma»
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Me gusta el cuento. Hay toda una historia detrás. Felicitaciones.
Muy majete. Gracias por compartir, Óscar y Carlos.
Un saludo.