Había una vez que se encontró con otra, y juntas hicieron las veces de una gran amistad. Se veían de vez en cuando, pero siempre era motivo de alegría: una y otra vez agradecían encontrarse.
Pero otra vez interrumpió tan buena relación de iguales, tratando de formar parte del grupo. Tal vez no era conveniente ni deseable. «¡Otra vez lo mismo!», se dijeron ambas. Pero ya no era igual. A la larga, muchas veces se veían pero solo dos veces se miraban. Es que la amistad, a veces, es única.
Como la primera vez.