Siempre me llamó la atención una curiosa tortura china. Introducen a la víctima en una gran vasija o tinaja, llena de aceite, que le llega hasta el cuello.. Allí la tienen sentada, reclinada, le dan de comer, de beber, hace sus necesidades en la vasija, durante días y días. Pasado el tiempo necesario, que un experto dictamina tocando y palpando las carnes, es liberada de su inmersión. La tarea para el verdugo es delicada: despojar al torturado de sus carnes, blandas como la manteca, respetando venas, músculos y órganos vitales. Con pericia y habilidad se consigue que la víctima continúe viviendo, despojada de su carne mortal. Me pregunto qué clase de aceite utilizarán para la experiencia. Se dan tantas mixtificaciones, se producen tantas adulteraciones, en la colza sin ir más lejos…