En el cementerio de Calonge, cerca del municipio foral de Etienne, en la Provenza francesa, hay siete tumbas con el mismo nombre. En ellas están enterrados los siete hombres que fue el señor Barea: educado los domingos, pusilánime en los hospitales, capaz ante sus empleados, tierno con ella a solas, iracundo sin motivo, obstinado en el error y, frente a los débiles, débil.
Su viuda le llora indistintamente ante ellas, dependiendo de a cuál de los siete hombres que fue su marido añore más.