Cervantes cuenta que el viejo hidalgo era asistido por «un mozo de campo y plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera». Marco Denevi reparó en que este personaje nunca más se menciona en la novela. Algún lector del siglo XIX sugirió que el hidalgo había sorprendido al mozo con la sobrina y lo expulsó de la casa. Pero la explicación verdadera ya la conocía Cide Hamete, quien decidió eliminarlo del libro por una razón valedera: don Alonso Quijano le había ofrecido al mozo el puesto de escudero, pero este rechazó la oferta porque no incluía paga extra. El mozo perdió una oportunidad de ser conocido por los siglos venideros porque no sabía que la fama puede atraer dinero a veces, pero no a la inversa.