Cuando los asesinatos de mujeres se llegaron a hacer habituales en la prensa diaria, dijeron haber descubierto la hormona homicida responsable de la violencia de género. Después, dijeron que un laboratorio había sintetizado hacía tiempo la sustancia, y que era posible que algunas personas de oscuras intenciones la hubieran estado suministrando diluida en la bebida, en el café.
Más tarde, por fin, se hicieron públicos los documentos que revelaban los detalles de la primera fase experimental de un plan de invasión alienígena.
Pero no.
No era nada de eso.