Cuando el sol emerge entre las montañas, la casa se despereza. El agua de la piscina comienza a circular por el filtro. Se activa el riego automático. Las luces del exterior se apagan. El refrigerador zumba alegremente. En la pantalla del computador no hay nuevos mensajes. El automóvil estacionado en el patio culmina su autodiagnóstico. Otros artefactos irán despertando en el día. La pareja duerme abrazada en su cama. Hace tiempo que no respiran; parecen muñecos de cera, secos e inmóviles. Una flor se abre a la mañana; sobre ella caen minúsculas gotas de agua arrastradas por el viento.