En la reunión de padres de la escuela se discuten diversos métodos para ejecutar a la maestra. La mamá de Romina revuelve el café con un dedo que se disuelve lentamente en la taza. En mi época, recuerdo con melancolía, se optaba por la lapidación, y los ejecutores eran los alumnos mismos. En el patio, como siempre, se escuchan gritos.