2.937 – La nueva hermenéutica puede dar al traste con todo

alberto_escudero  ABRAHAM: Heme aquí, Señor, en la tierra de Moriah, exactamente en el monte que indicaste. Está afilado el cuchillo escrupulosamente; apenas va el niño a enterarse.
ÁNGEL DE YAHVÉ (para sí): Cada día estoy más convencido: tiempos son éstos de fantasmagoría y superstición.
VOZ: Soy el Ángel de Yahvé. Detén tu mano, Abraham. Porque ahora he visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no has perdonado a tu hijo, a tu unigénito.
ÁNGEL DE YAHVÉ (con los ojos como platos): ¿De quién es esa voz…? Oh, Señor; nadie me va a creer cuando cuente esto.
ABRAHAM: Así se hará, si ése es tu deseo; pero no sé si tiene mucho sentido habernos dado semejante caminata para esto.
VOZ: Mira a tu espalda.
ABRAHAM: Sólo veo montes por todos lados, y un carnero, con los cuernos enredados en la jara.
VOZ: Ofrécelo en sacrificio, aunque sólo sea para aprovechar el porte.
ABRAHAM: Ya puestos…
EL CARNERO (aparte): Dirán que es una pregunta improcedente, pero es muy normal cuestionarse los hechos que le van a costar a uno el pescuezo: ¿Es la ventriloquia una gracia divina o un arte demoníaco?
ÁNGEL DE YAHVÉ: Yo me voy de aquí; si le da a Dios por bajar se me va a caer la cara de vergüenza ajena.

Alberto Escudero
https://albertescudero.wordpress.com/

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