2.987 – Paralelismos

ruben rojas yedra   Elena se detuvo junto a la mesa del salón, que había dispuesto con esmero para cuatro comensales. Las diez en punto. Guardó silencio y prestó atención a los pasos que llegaban del techo: un nuevo viaje a la cocina; hacían falta más vasos y seguramente… algún cubierto. A su vuelta, alguien iba al baño. Elena se precipitó por el pasillo —al fondo, a la derecha—, se sentó en el váter y meó sin ganas. Esperó para tirar de la cisterna al unísono.
Durante la cena, se oyeron risas dobladas, descorche de botella —pup y pup— y un par de brindis que Elena imitó a dos manos. Cenó poco, sólo lo suyo, y no repitió porque tenía el hambre cambiada. Dos parejas arriba y a continuación una sobremesa de conversaciones cómplices que Elena escuchó con los ojos turbios y mudos. Sobre la mesa se repartía un juego de café y té completo de segunda mano. Sobre la mesa limpia, las tazas vacías.
Finalmente, los invitados se marcharon y la pareja del piso de arriba se quedó a solas. Entonces empezaron los besos, los jadeos, los toqueteos urgentes que se intuían en dirección al dormitorio. Elena sólo pudo restregarse en las paredes del pasillo, arrancarse la ropa, masturbarse —maquinal y exageradamente—, imitando el escándalo del somier, y después llorar: dos lágrimas que hizo coincidir con un orgasmo fingido.

Rubén Rojas Yedra
La locura de los peces. Ed. Alumbre. Cádiz – 2015.

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