Mi madre me llevó a las rebajas y, después de unas horas siguiéndola, la perdí de vista en la sección Calzados. Pensé en ir al punto de Atención al Cliente, como tantas otras veces, Se ha perdido un niño…, por favor, pasen a recogerlo, pero me contuvo una nueva y liberadora sensación. Que me reclame ella —resonaba en mi cabeza, mientras deambulaba tocándolo todo por Electrónica, Música y Juguetes. A última hora, agotado, me senté en un sofá de la sección de Muebles y con el runrún de fondo de los anuncios de ofertas, me quedé dormido, que me reclame ella…
Aquí sigo. Los dependientes, que son muchos, me alimentan, y por las noches juego a la Play con los guardias jurados. Gano siempre.