— ¿Y las azules, las del abuelo? -preguntó Marius sacando dos varitas del arcón.
— ¿Funcionan?— le contestó su madre sin mirar.
El niño las examinó despacio. Una era celeste con un remate blanco en la punta. Tipo Merlín, sin duda. Conjuros de transformación. Hizo una filigrana y un chorro de chispas salió disparado, impactó sobre una tela y la convirtió en hierro.
La segunda era muy oscura. De Nigromancia. Hizo un movimiento y un humo negro y espeso serpenteó hasta alcanzar una mosca muerta, que empezó a frotarse las patitas.
— Sí. Las dos.
— Pues escóndelas aquí, rápido. La Inquisición no tardará en llegar.