Para los vampiros golosos, mujeres gordas, lánguidas, diabéticas, con cuello de Modigliani. Para vampiros francamente perversos, bestialistas, juguetonas jirafas. Para vampiros que se complacen en su propio sufrimiento, ciertas botellas de vidrio, importadas de Italia (en las que el vino ha sido reemplazado), cuyos cuellos estallan al ser mordidos con gozoso dolor.