Con los hongos es sencillo. Contra los líquenes y musgos, que son plaga, uso un líquido lento en el que dejo remojar unas cuantas hebras de tabaco. La nicotina es un veneno poderoso, pero los líquenes y musgos vuelven a crecer rápidamente al amparo de la oscuridad, bajo las vendas, por todas partes y especialmente en las axilas a causa de la incómoda posición a que me obliga durante tantas horas el sarcófago.