Desde un tiempo, quienes se aventuraban a entrar al único callejón sin salida de la ciudad, desaparecían. Alerta a todo, el burgomaestre decidió poner allí un cartel de advertencia: «Solo sirve para salir»
Walter Garib
Desde un tiempo, quienes se aventuraban a entrar al único callejón sin salida de la ciudad, desaparecían. Alerta a todo, el burgomaestre decidió poner allí un cartel de advertencia: «Solo sirve para salir»
Walter Garib