Un digno burdel europeo del siglo XIX debía tener una gorda, una flaca, una judía, una negra. La judía podía ser también la flaca, pero la gorda no.
Ana María Shua
Un digno burdel europeo del siglo XIX debía tener una gorda, una flaca, una judía, una negra. La judía podía ser también la flaca, pero la gorda no.
Ana María Shua