Un mendigo que caminaba por la mezquita vio a Nasrudín rezando en el tejado. El mendigo, fingiendo que no lo había visto, preguntó: «Dios, ¿eres tú el que está ahí arriba?».
«Sí», respondió Nasrudín eufórico porque alguien pensaba que era Dios.
«¿Qué duración pueden tener cien años para ti?, preguntó el mendigo.
Nasrudín respondió: «La misma que para ti un segundo».
«¿A cuanto equivalen cien mil monedas de oro para ti?».
«A una moneda de oro», respondió Nasrudín.
«Entonces, ¿me puedes dar una moneda de oro?», preguntó el mendigo.
«Espera un segundo», fue la respuesta de Nasrudín.
Cuentos de Nasrudín
viernes 17 de sep del 2010
catársis emocional
saludosdecielo20200