
Por la tarde me hicieron mi fiesta y comimos dulces, gelatina, gaseosas y alfajores. No hubo piñata, pero sí una torta blanca como la del matrimonio de mi tío Daniel.
Todo lo anoté en mi álbum: cómo se llamaba el obispo, quiénes fueron a mi fiesta y qué regalos me llevaron. Me encanta mi álbum de primera comunión, lleno de cera, de fotos, de cíngulos y de las estampas de mis amigos.
Aunque la página que más me gusta es la que tiene la hostia pegada.
Fernando Iwasaki