El deseo

dina grijalvaCuando se despierta su deseo, su cuerpo empieza a desprender tenues aromas: fresa en sus labios, el aroma del musgo brota de sus axilas, un leve olor a leche se desprende de sus pechos, un intenso aroma de rosas y miel asciende entre sus piernas.
Y cuando llega el placer -¡Oh, el placer!- todos esos aromas se convierten en efluvios de una intensidad tal que quienes pasan frente a su casa se sienten dulcemente atraídos a detenerse y hay ocasiones en las que más de un transeúnte se ha sentido tan agobiado por esa mezcla de olores que ha deseado intensamente morir.
Algunos atardeceres los olores que se escapan por las ranuras de las puertas y ventanas de su casa son suficientes para provocar la alegría o la euforia de los paseantes, quienes, esa misma noche, sorprenderán gratamente a sus novias, esposas o amantes.

Dina Grijalva

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