Piel de serpiente

serpiente Cuando esto escribo, sentado delante del ordenador, observo mis manos. Siempre he tenido. dedos largos, como de pianista, sin piano en mi caso, y uñas cortas y redondeadas. Pero nada de esto es lo que las caracteriza últimamente, sino unas pequeñas erupciones que me brotan desordenadas y cada vez con más frecuencia. El proceso siempre es el mismo: aparecen pequeños puntos que, poco a poco, van abriéndose y volviendo mortecina la piel, hasta que, finalmente, termino mudándola.
El dermatólogo me ha dicho que es una psoriasis, tal vez hereditaria, producida por el estrés. Pudiera ser. Pero yo soy de otra opinión: creo que tengo algo de serpiente, y que por eso, como todos los reptiles, mudo periódicamente la piel.
No crean que esto es una paranoia o un repentino ataque senil de locura. No. Sin ir más lejos, hace unos días se me acercó Michi, mi gato, y empecé a acariciarlo. En un rápido movimiento me abalancé sobre él, le clavé los dientes en el cuello, y comencé, despacio, muy despacio, a engullirlo.
Nunca más volveré al dermatólogo. No sabe nada de serpientes.

Antonio Reyes

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