En cierta habitación del fondo de su casa, un hombre casado mantiene relaciones con un súcubo. Cuando el hombre muere, el hijo de la diablesa pretende heredar la casa. Su medio hermano nacido de mujer amplía la base en litigio demostrando que una parte del infierno le corresponde como bien ganancial de su padre. Presenta un proyecto en el que propone parquizar el sector, dotándolo de electricidad, agua corriente y cloacas, con calles asfaltadas para beneficio de la comunidad. Consultados los peritos, se inclinan por las ventajas del infierno original destacando el peligro ecológico de modificar el hábitat de las almas condenadas. Finalmente el juez entrega la casa al hijo diablo (pero hay sospechas de soborno o amenazas).