Se apagaron las luces del escenario y un aplauso prolongado quebró el silencio de la sala. El joven mago acababa de desaparecer en escena ante la absorta mirada del público, consumando una ilusión inexplicable y nunca antes lograda.
Fue la última función del ilusionista, que jamás logró recordar la segunda parte del truco.
Un comentario en «988 – El olvido fatal»
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muy maravilloso