A pesar de su tamaño, es el más cruel de los espejos. O el más sincero, según se mire. Su principal utilidad no es reflejar el rostro de quien lo contempla, sino mostrarle insistentemente, al tiempo que cree que avanza, lo que ha dejado atrás.
Un comentario en «1.187 – Objetos. I, El retrovisor»
Deja un comentario
Disculpa, debes iniciar sesión para escribir un comentario.
Cierto. Una visión muy reflexiva.
Saludos