Había un niño que no sabía jugar. La madre le miraba desde la ventana ir y venir por los caminillos de tierra, con las manos quietas, como caídas a los dos lados del cuerpo. Al niño, los juguetes de colores chillones, la pelota, tan redonda, y los camiones, con sus ruedecillas, no le gustaban. Los miraba, los tocaba, y luego se iba al jardín, a la tierra sin techo, con sus manitas, pálidas y no muy limpias, pendientes junto al cuerpo como dos extrañas campanillas mudas. La madre miraba inquieta al niño, que iba y venía con una sombra entre los ojos. «Si al niño le gustara jugar yo no tendría frío mirándole ir y venir.» Pero el padre decía, con alegría: «No sabe jugar, no es un niño corriente. Es un niño que piensa».
Un día la madre se abrigó y siguió al niño, bajo la lluvia, escondiéndose entre los árboles. Cuando el niño llegó al borde del estanque, se agachó, buscó grillitos, gusanos, crías de rana y lombrices. Iba metiéndolos en una caja. Luego, se sentó en el suelo, y uno a uno los sacaba. Con sus uñitas sucias, casi negras, hacía un leve ruidito, ¡crac!, y les segaba la cabeza.
3 comentarios en «1.207 – El niño que no sabía jugar»
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¡Qué casualidad! Ayer, precisamente leí este cuento en la»Antología del Microrrelato Español (1906-2011) Edición de Irene Andres-Suarez de Cátedra… y tengo que decir que me encantó… Vengo todos los días por aquí y es un placer leer cada uno de los cuentos que dejáis ya sean de autores muy conocidos, como de otros menos conocidos…
Gracias por vuestra labor divulgativa.
Besicos.
Me encanta! Felicidades por su trabajo!!! Muchas gracias, pues fomentamos la lectura, que es muy importante y creamos lazos especiales con nuestros hijos.
Me he topado con esta web buscando información sobre Ana María Matute. Y me ha encantado la idea de un cuento al día. Gracias por fomentar la lectura y por compartir estos relatos.