Seguimos sin hablarnos, mientras las estaciones cambian, anuncian el nuevo año y nos comemos las uvas. En tu país, ha habido inundaciones, en el mío el paro ha aumentado. Además, he tenido dos hijos y tú dos nuevos sobrinos, aunque eso no lo anuncian por televisión. Las noticias terminan y la meteoróloga asegura que mañana lloverá, tanto por tu mundo como por el mío. Si seguimos teniendo suerte, caminaremos por ahí, un día más viejos, compartiendo apellido y todavía enfadados bajo un paraguas gris. Todo eso, si te acuerdas, claro, de que mañana va a llover.