La mujer de la foto sonreía. «¿Sí?», preguntó el doctor mientras me esforzaba en vano tratando de situarla entre mis recuerdos. Le devolví la imagen en silencio. «La operación ha sido un éxito», afirmó orgulloso. Me palpé la insignificante cicatriz en el lóbulo parietal y experimenté una cierta sensación de desasosiego recordando sus palabras durante la primera visita: «El cerebro se aferra al dolor. Lo último que queda tras la pérdida. Cerrar el recuerdo cierra el dolor». «¿Puedo volver a verla?», pedí. Me tendió la foto con suficiencia y mirando aquella sonrisa, tan desconocida y tan familiar, descubrí que recordar duele pero olvidar duele todavía más.
3 comentarios en «1.325 – Ofrenda»
Deja un comentario
Disculpa, debes iniciar sesión para escribir un comentario.
Y tanto que duele.
Besos
¡Hola Carlos!
¡Que gracia me ha hecho! Soy Luis, el autor. No suelo investigar sobre mi en la red, pero ayer haciendo una demostración a mi cuñada, no muy habituada a internet, me encontré con tu página.
Supongo que el hecho de haber elegido esta histora es porque te gustó. Si es así me alegro.
Gracias y un saludo.
Encantado de que te hayas encontrado.
Por supuesto que me gusta.
Ya sabes: Esta es tu casa.
Un saludo