Érase una vez que las perdices no contribuían a la felicidad del relato.
Irene Brea Azcona
Ilustración: http://agrord.blogspot.com.es/2012/04/perdices.html
Érase una vez que las perdices no contribuían a la felicidad del relato.
Ilustración: http://agrord.blogspot.com.es/2012/04/perdices.html
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Muy bueno.
mmm!
Es irrelevante que el relato sea feliz. De hecho, es inconsistente que lo sea.
La verdadera cuestión es la capacidad que tenga el relato para hacer feliz a alguien.
…De todas foramas, la propia incongruencia de las falsas responsabilidades del relato ya me hace gracia y, por ende, un poco felíz a mi.