La larga fila de soldados cruzaba la estepa rusa, totalmente cubierta de nieve. El frío era terrible y el viento azotaba sin piedad los rostros de millares y millares de soldados, que de dos en fondo, se batían en retirada. La fila se perdía en el infinito y caminaba lenta, muy lentamente. De vez en cuando, un desgraciado caía en redondo, junto a la fila, muerto de fatiga, de hambre, de frío. Nadie se inmutaba, nadie le socorría. La fila seguía inexorablemente su marcha. Un soldado, bajo de estatura, abandonó momentáneamente la fila y se arrodilló para apretarse las cintas de sus botas. Terminada la operación, quiso integrarse en la fila, pero los compañeros se lo impedían. «Atrás, te pones en la cola…!», le gritó uno. Tuvo que esperar catorce horas para agregarse a la cola de la larga fila. Ya para entonces se le habían congelado los dos pies.
Un comentario en «1.581 – Retirada»
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Brutal.