Se le ocurre crear un palíndromo usando solamente palabras con una única vocal.
Escribe «Anita lava la…».
Se detiene. No funciona. Tiene una i. Mejor lo cambia.
«Ana lava la tanga».
– ¡Eso no se lee igual al derecho y al revés! – Le dicen.
Pero a él ya no le preocupan los palíndromos, ni las vocales únicas, más bien está pensando en qué otra cosa dábale a la zorra, el abad.
Hector Ugalde
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